80 cumpleaños de la abuela. En la mesa, su mejor mantel blanco. Su nieto, el elegido para servir el vino tinto. Desastre, varias gotas caen sobre el mantel. El nieto de la historia, Brian Vang Jensen, pensó que aquello no se podía repetir. Tenía que ingeniar algo que evitara que aquello volviera a pasar, ni en su casa ni en ninguna otra.
Esta fue la razón por la que Brian Vang Jensen inventó el Dropstop. Al volver a casa, empezó a probar distintas soluciones para evitar la caída de las gotas de vino de la botella al mantel. Tras probar con discos de distintos materiales, al final encontró un material que frenaba lo suficiente el flujo del vino para evitar la formación de gotas y a la vez tenía la flexibilidad suficiente como para ajustarse herméticamente a la forma interior de la botella.
El modo de uso del dropstop es muy sencillo. Es un disco flexible, normalmente de un color plateado – aunque los hay personalizados – que se enrolla sobre sí mismo formando un tubo. Se introduce en el cuello de la botella de vino, dejando sobresalir más o menos 1 cm de tubito, y se suelta para que al abrirse se adapte al tamaño del cuello de la botella. Una vez puesto, el dropstop formará una continuación del cuello de la botella por la que dejar caer el vino, evitando las manchas indeseadas.
Para limpiarlo, simplemente lo sacamos del cuello de la botella de vino, el disco recuperará su forma original. Lo limpiamos con agua y lo secamos, para guardarlo para la siguiente vez.
Además, el dropstop normalmente se comercializa en paquetes de 2 a 5 unidades, así que si algún invitado a cenar se enamora de él, tendremos algunas unidades de retén para regalar.
Precio 5 € (2 unidades)
Enlace | Web Dropstop